En 1829, mucho antes del nacimiento del rock o de Paul, John, George y Ringo, se construyó esa casa donde The Beatles se reuniría a grabar, por última vez, un disco. Ese recinto de nueve habitaciones se convertiría en un estudio de grabación años después, en 1931, y lleva el nombre de tal calle (road) llamada Abbey en el barrio de St John’s Wood, en Londres.
Se le recuerda, especialmente, por ese segmento peatonal (esa cebra) que fue escenario de la reconocida portada de ese último esfuerzo musical de The Beatles que se llamó igual que aquella calle: Abbey Road y se publicó el 26 de septiembre de 1969, hace exactamente 50 años.
La memorable fotografía, en la que los cuatro Beatles van cruzando la vía en un día soleado, la capturó Iain Macmillan subido en una escalera, mientras un policía de tránsito frenaba el tráfico. Desde entonces, ya no es solo el policía quien frena el tráfico, el álbum y su portada fueron suficientes para que fanáticos de todo el mundo continuaran recreando esa escena del verano del 69 a través de las décadas.
Hermanos, a pesar de todo
Para muchos este es el último disco de The Beatles, porque aunque Let It Be fue publicado en 1970, el álbum que hoy celebra 50 años fue en el que quedaron plasmados sus últimos momentos de creación.
El lado A consistió de seis canciones y empezó por Come Together, escrita por Lennon y McCartney. Con toques de blues, ese tema, cuyo nombre traduce algo así como “reunirse”, parecía ser una apertura digna para álbum (así la letra no tenga nada que ver). Lo que querían John, Paul, George y Ringo eran reconectarse entre ellos.
El disco llega cuando los cuatro están en un momento de muchas disputas, el éxito había llegado a lo más alto y su relación estaba fracturada. “Ya ni siquiera se hablaban, no toleraban estar en un mismo lugar juntos”, señala Gabriel Posada, periodista musical y locutor de La X en Medellín.
El proyecto de Let It Be, que también fue película, empezó a grabarse en el 68. Según Luis Fernando Algarra, profesor de Historia del Rock en la Universidad de La Sabana, ese álbum tenía como propósito inicial recuperar un poco la amistad que se había fracturado y un sentido de despropósito general con respecto a su música. Pero en ese, la meta no se cumplió.
Tras algunos meses en los que The Beatles lidiaban cada uno con su vida, sus familias y hasta su espiritualidad, “en abril de 1969, Abbey Road surge de una forma mucho más natural, como una ”idea de George Harrison, anota el profesor. “Él va a dar los primeros aportes del disco, aunque antes los demás miembros habían señalado que él poco aportaba”.
Una vez los cuatro comparten la idea con George Martin, su productor, él solo les pone una condición: “que todo se dé en un ambiente de amistad y armonía. Que a la más mínima muestra de hostilidad o de esa tensión que estaba viviendo la banda, el proyecto para”, detalla Algarra.
Esta vez el proyecto fluye mucho mejor. “A pesar de las broncas y las peleas, ellos se amaban, ellos eran hermanos. Habían convivido durante siete u ocho años, habían pasado por las duras y las maduras, pero como sucede entre los hermanos, se agarraban”, relata el maestro Manolo Bellon, periodista musical y autor de The Beatles: la historia.
Claro, incluso grabando Abbey Road, el trabajo no estuvo exento de problemas. No siempre coincidían en el estudio de grabación, pero cuando lo hacían la convivencia los volvía a poner a prueba. Por ejemplo, “Paul McCartney escribió Oh Darling pero por las características de la voz, John estaba convencido de que él debía cantarla”, recuenta Bellon. Paul, con una voz muy rasgada, llegó el día de la grabación a cantar delante del micrófono. John, por supuesto, se molestó.
Pero ellos no eran los únicos que tenían roces. A Ringo Starr, le dolía que McCartney algunas veces prefiriera tocar la batería de sus propias canciones. Harrison, por otro lado, “buscaba perfeccionar cada detalle de sus composiciones – explica Bellon – y para él no importaba si para lograrlo había que llegar a 50 o 60 tomas”, lo que generaba roces entre el grupo.
La genialidad de Harrison
Piezas como Here Comes The Sun y Something, de las más alabadas del proyecto, salieron de la cabeza de George Harrison. “Como compositor creo que ha sido muy subvalorado”, apunta Algarra. “Anteriores producciones de The Beatles ya mostraban las cualidades de Harrison como compositor, adelantándose a su época”.
Para él, canciones como Don’t Bother Me (1964) era una de esas canciones adelantadas por la temática y la métrica. Destaca igualmente a While My Guitar Gently Weeps, del White Album. “Su viaje a la India, a mediados de los sesenta son determinantes y va a traer muchos recursos a la música occidental provenientes de India”, añade Algarra.
En Abbey Road, Something “es quizá la canción que le permitió a la banda salir con este disco al mercado”, precisa Posada. “Something y Here Comes The Sun son composiciones llenas de virtuosismo, no solo en las guitarras sino en la composición y el ensamble que logra con la banda”, añade el profesor Algarra.
Además, ambas fueron cabeza, junto a Come Together, tanto del lado A como del B. “Era un reconocimiento a George en su gran talento como compositor e intérprete”, destaca Bellon.
El lado B del álbum incluye un famoso medley (canciones independientes o inconclusas que iban conectando) en las que regresan a las polifonías de sus comienzos, “volvieron a recuperar la magia de sus tres voces juntas, y eso no es muy común escucharlo en el rock”, detalla Bellon.
El disco culmina con The End y Her Majesty. En el primero de ellos (el fin) parece cerrarse el círculo de ese que sería el último disco que grabarían juntos, así no tuvieran la intensión explícita de que así fuera.
Una letra que le hace pensar a Bellon sobre el trasfondo del disco: “The love you take is equal to the love you make”, el amor que recibes es igual al amor que das... Y con esas palabras sobre los labios, juntos formaron ese disco que 50 años después, aún tiene vigencia.
Fuente - Texto tomado de ELCOLOMBIANO.COM: